MENTAL vs. LINGUA
CHARACTERISTICA
UNIVERSALIS
DE LEIBNIZ

“Para generar el todo de la nada basta el uno” (Leibniz)

“No concibo ninguna realidad sin unidad genuina” (Leibniz)

“Una realidad metafísica sustenta y engendra el universo material” (Leibniz)



La Filosofía de Leibniz

Los principios

Gottfied Leibniz −filósofo, matemático, científico, historiador, jurista, bibliotecario y político− fue un genio universal. Realizó importantes contribuciones en campos muy diversos: metafísica, epistemología, matemáticas, lógica, física, química, economía, geología, filosofía del lenguaje, filosofía de la mente, filosofía de la religión, jurisprudencia e historia. El rey Jorge I de Gran Bretaña lo describía como “una enciclopedia andante”.

La filosofía de Leibniz se basa en una serie de principios interrelacionados:
Verdades de razón y verdades de hecho

Según Leibniz, las verdades de razón son proposiciones necesarias, es decir, no pueden ser negadas. Su negación implica contradicción. Las verdades de razón se basan en el principio de no-contradicción, son evidentes por sí mismas o reducibles a otras que son necesariamente verdaderas. Las verdades matemáticas son un ejemplo de verdades de razón. Son verdades a priori.

Dentro de las verdades de razón están las verdades “idénticas”, que son conocidas por intuición y son evidentes por sí mismas.

Las verdades de hecho son contingentes. Se refieren a la esfera de la posibilidad. Todo lo que existe en la realidad podría ser de otro modo. Su negación es posible. Lo contrario de una verdad de hecho es concebible. Por ejemplo, “Colón descubrió América” es una verdad de hecho porque pudo haber sido de la manera contraria (Colón no descubrió América). Se fundamentan en el principio de razón suficiente. Son verdades a posteriori.


Las mónadas

La monadología fue la contribución de Leibniz a la metafísica. Se describe en su obra “Monadología” (1714), un breve texto escrito hacia el final de su vida. Leibniz veía el universo constituido por entidades fundamentales que denominó “mónadas”. Este término viene del griego “monas”, que significa “unidad” o “logos”. La monadología vendría a ser el tratado de las mónadas o la ciencia de la unidad.

Leibniz estaba en contra del dualismo cartesiano mente-cuerpo y pensamiento-extensión. Armonizó lo monista (lo inextenso y sustancial) y lo pluralista (las manifestaciones de las sustancias en el mundo). De esta forma, Leibniz armonizó teología y filosofía.

Según Leibniz, el universo es pleno, está lleno de “mónadas”, cuyas características son las siguientes:
La Lingua Characteristica Universalis, de Leibniz

Leibniz dedicó toda su vida al magno proyecto de crear un lenguaje universal que fuera útil para razonar, para el descubrimiento de la verdad y como herramienta para potenciar el pensamiento humano (de la misma manera que un microscopio o telescopio amplían nuestra visión). Conocía el Ars Magna de Llull. También conocía el trabajo de Descartes sobre la Mathesis Universalis (se sabe por una carta que escribió a Mersenne en 1629).

Leibniz no pretendía crear una lengua para la comunicación humana (hablada y escrita), aunque dedicó tiempo y esfuerzos a estudiar este tema, pues le fascinaba la riqueza y pluralidad de las lenguas naturales. Consideró la idea de simplificar la gramática del latín, algo parecido a lo que a finales del siglo XIX intentó Peano con el latino sine flexione (latín sin declinaciones). Finalmente abandonó el proyecto de la lengua universal pues vio que era imposible descubrir la lengua madre o adánica de la que debieron surgir todas las lenguas naturales. Desde entonces se centró en un proyecto más viable: intentar desarrollar un lenguaje universal para la ciencia, un instrumento útil para el descubrimiento de la verdad.

La preocupación de Leibniz por formular un método universal para razonar lo expuso en su tesis doctoral De Arte Combinatoria, en 1666 (con solo 20 años), en donde expone su proyecto de construir un “alfabeto del pensamiento” y en donde analiza el poder y los límites del arte de la combinación. Un alfabeto basado en conceptos simples y en el que todos los demás conceptos serían combinaciones de los conceptos simples. Este proyecto estaba claramente influenciado por el Ars Magna de Llull, obra que consideraba que no era suficientemente genérica y que su Arte trataba de generalizar.

En Elementa Characteristicae Universalis Leibniz desarrolló los principios presentados en su tesis doctoral, sugiriendo utilizar los números primos para codificar los conceptos. Intentó aplicar un modelo de análisis aritmético a los conceptos en general. El modelo aritmético es el de que todo número entero se descompone de manera única en factores primos. Leibniz asigna un “número característico” a cada atributo. A cada ente le asigna el producto de los números característicos de sus atributos. Para saber si un ente tiene determinado atributo, se divide el número característico del ente por el número característico del atributo. Si es divisible, entonces el ente tiene ese atributo. Por ejemplo, el concepto “espacio” lo representa por el número 2, el concepto “entre” por el número 3, y el concepto “todo” por el número 10. Un concepto compuesto, como “intervalo” se expresaría como el producto de estos tres números: 2*3*10, es decir, “espacio entre todo”.

Diagrama de
"De Arte Combinatoria"

En Lingua Generalis sugirió sustituir los númerales arábigos 1 a 9 por las letras del alfabeto latino (b c d f g k l m n), respectivamente, y usar las vocales (a e i o u) para las unidades y las potencias de 10 (1, 10, 100, 1.000, 10.000), respectivamente. Por ejemplo, el número 81.374 se codificaría como “mubodilefa”. Este sistema tenía la ventaja de que permitía permutar las sílabas de una palabra.


Características de la Lingua Characteristica Universalis

Las características de este lenguaje universal eran las siguientes: Leibniz confiesa su gran admiración por la teoría silogística aristotélica, cuya esencia es demostrativa. Sin embargo, creía que este tipo de lógica era insuficiente para abordar problemas complejos. Quería ampliar y generalizar la lógica aristotélica e ir más allá del sistema cerrado, completo y perfecto concebido por Kant, para convertirla en un método universal para el descubrimiento de nuevas verdades. En este sentido, la lógica la dividía en dos partes:
  1. La lógica de la demostración. Es la lógica tradicional, que permite formalizar el razonamiento y la deducción. Estos cálculos lógicos o simbólicos reflejarían los procesos del pensamiento humano. “Todo nuestro razonamiento no es más que conexiones y sustituciones de caracteres”.

  2. La lógica de la invención. Se basaría en la combinatoria de los símbolos, según unas reglas lógicas operativas (aplicadas a los símbolos básicos) para conducir de lo conocido a lo desconocido, a nuevas verdades. La verdadera fuerza del cálculo residiría en las reglas combinatorias. Esta nueva lógica sería un “álgebra del pensamiento” o un “álgebra general”, el arte de la combinación de conceptos.
Leibniz fue uno de los primeros filósofos modernos en percatarse del poder del formalismo en general, basado en la lingüística representacional, y del razonamiento en particular. Quería formalizar todas las áreas del conocimiento, incluyendo los aspectos demostrativos. Su formalización se basaría en sintaxis, semántica y pragmática. Quería sistematizar todos los saberes mediante un método científico universal (o una ciencia de la lógica) que le permitiera descubrir la estructura inteligible del universo y su unidad profunda y esencial. Esta ciencia de la lógica la denomina “Scientia Generalis” (SG). Una vez desarrollada, sería la solución a todos los problemas de la ciencia. Era tarea del SG el descubrir cuales esos conceptos básicos del pensamiento humano.

El Calculus Rationator, como “cálculo ciego”, puramente formal, anticipa el álgebra de la lógica (el álgebra de Boole) y el lenguaje informático de los ordenadores e incluso la inteligencia artificial. Leibniz es considerado como el primer científico de la computación. Fue el primero en plantearse a la lógica como cálculo y como fundamento de la propia matemática. Leibniz es también el inventor de la aritmética binaria, una aritmética con implicaciones metafísicas, pues se trata de un cálculo con 0 (asociada a nada) y 1 (asociado con todo o Dios). “Para generar el todo de la nada basta el uno”. En este tema, Leibniz comprendió el enorme poder de la simplicidad.

Leibniz construyó (entre los años 1674 y 1694) una máquina de calcular, un prototipo de máquina para realizar cálculos matemáticos por pasos que mejoraba a la de Pascal (que solo sumaba y restaba). Fue la primera máquina capaz de realizar las 4 operaciones aritméticas (suma, resta, multiplicación y división). Solo se construyeron dos. La de la imagen se encuentra en la Biblioteca Nacional de la Baja Sajonia.

Sin embargo, Leibniz quería ir más allá de la aritmética. Soñaba con un dispositivo de cálculo lógico. En este sentido, el Calculus Rationator podría ser automatizado para generalizar su máquina aritmética.

El lenguaje universal filosófico-matemático-psicológico-científico-simbólico-lógico intuido por Leibniz no fue llevado a término por su carácter demasiado ambicioso. El mérito de Leibniz fue, no solo formular este magno proyecto, sino que lo intentó llevar a cabo a lo largo de toda su vida, intento sostenido por su filosofía universalista y por la fe que tenía en que este proyecto era realizable.

Tampoco presentó su nueva lógica, generalización de la aristotélica. Y tampoco, por consiguiente, la ciencia universal ni la enciclopedia completa del saber humano. Lo mismo le ocurrió a Descartes con su Mathesis Universalis.

Sin embargo, las ideas universalistas de Leibniz ejercieron una notable influencia en autores posteriores. Los efectos históricos de la LCU están hoy día a la vista:
MENTAL y la Lingua Characteristica Universalis

Como en el caso de la Mathesis Universalis cartesiana, existen numerosos paralelismos entre la LCU y MENTAL: Además de estos aspectos, MENTAL añade más características: La LCU de Leibniz no fue llevado a término por su carácter demasiado ambicioso. Descartes, sin embargo, fue menos ambicioso y también más fructífero, como fue la unión de álgebra y geometría para dar lugar a lo que hoy conocemos como “geometría analítica”. Con MENTAL, con primitivas profundamente simples, producen la máxima creatividad y el máximo fruto.

En conclusión, MENTAL es una propuesta de lenguaje universal simple (y a la vez potente) y abstracto, totalmente en la línea del lenguaje concebido y buscado por Leibniz.



Adenda

El cálculo infinitesimal de Leibniz

Leibniz llegó a la idea de este cálculo en 1676 y publicó sus resultados en 1684. Newton había concebido la misma idea algunos años antes que Leibniz, pero no publicó sus resultados hasta 1687. La notación propuesta por Leibniz fue la que se adoptó por ser más sencilla, y que sigue utilizando en la actualidad.


Gödel y la Lingua Characteristica Universalis

Diversos autores han creído que el proyecto de lenguaje universal de Leibniz era una fantasía sin fundamento y demasiado optimista. Sin embargo, Gödel creía que el lenguaje universal de Leibniz era factible y que su eventual desarrollo revolucionaría la matemática, tanto a nivel teórico como práctico.

Gödel fue toda su vida un estudioso de la obra de Leibniz, en especial durante sus cuatro décadas de estancia en Princeton, en las que estudió todas las obras que había en la biblioteca de la universidad. También pidió una copia de los voluminosos manuscritos de Leibniz.

Gödel descubrió que las obras de Leibniz habían sido censuradas parcialmente. Varios libros publicados hacia la época de Leibniz hacían referencia a párrafos, pasajes, páginas y capítulos de las obras de Leibniz que no existían. Y que no había prácticamente descripciones concretas y detalladas de su lenguaje universal en las publicaciones de Leibniz, a pesar de que este autor habla en sus escritos de “mi invención”. Gödel lo interpretó como que existía una conspiración sistemática que había suprimido partes esenciales de este tema. Gödel estaba convencido de que Leibniz había completado con éxito su proyecto de lenguaje universal. Cuando a Gödel le preguntaron sobre quienes habían impedido que su invención saliera a la luz, respondió: “Aquellos que desean impedir que la gente sea más inteligente”.

Gödel creía que el mismo grupo que había censurado a Leibniz siglos atrás, estaba tras él, para impedir que la gente entendiera el verdadero significado de su propio descubrimiento (el teorema de incompletud): que la matemática no es un sistema autocontenido (o autosuficiente), que no puede tener fundamentos superficiales o formales, y que había que investigar en la línea o filosofía trazada por Leibniz, es decir, la búsqueda de los conceptos primarios (de tipo intuitivo y profundo) y su combinatoria.

Gödel se consideraba heredero intelectual de Leibniz y trabajó en la búsqueda de la lengua filosofal. Elaboró una lista de 18 categorías o conceptos fundamentales de tipo intuitivo: razón, causa, sustancia, accidente, necesidad, valor, Dios, cognición, fuerza, tiempo, forma, contenido, materia, vida, verdad, idea, realidad y posibilidad.

Cuando su mujer (Adele) enfermó, y tuvo que ingresar en un hospital, Gödel, sin la protección de Adele, se negó a comer porque estaba seguro de que trataban de envenenarle, y murió de inanición. Los escritos de Gödel sobre Leibniz están archivados en la Firestone Library de Princeton. Están escritos en un alemán arcaico del siglo XIX, de forma taquigráfica, con simbolismos matemáticos no convencionales y frases en latín (probablemente citas originales de Leibniz).

Por otra parte, se cree que el formalismo de Leibniz influyó en Gödel para elaborar su teorema de incompletud. En efecto, existe una cierta analogía entre el sistema de codificación de conceptos de Leibniz (los conceptos simples como números primos y los conceptos compuestos como producto de números primos) y el sistema de Gödel de codificación de sentencias (gödelización).


Gödel y la monadología

Gödel describió su filosofía general como una monadología con una estructura similar a la de Leibniz [Wang, 1990]. Estableció una analogía entre la monadología y el principio de reflexión de la teoría de conjuntos. Este principio hace referencia al universo o conjunto U de todos los conjuntos. Este conjunto U se dice que “refleja” al universo de todos los conjuntos. Según este principio, si C es un conjunto, U contiene a C, a todos sus subconjuntos, al conjunto que contiene todos sus subconjuntos, etc. La analogía entre las mónadas y U es que en ambos casos tenemos un universo de objetos, y que cada objeto es un universo que se asemeja al todo.


Monadología vs. MENTAL

Desde la época de Leibniz hasta hoy día, con la excepción de Gödel, gran seguidor de Leibniz, la monadología se ha considerado una filosofía arbitraria, incluso excéntrica. Además era demasiado ambiciosa, al pretender abarcar desde Dios hasta lo inanimado.

Sin embargo, se puede establecer una analogía entre las mónadas de Leibniz y MENTAL, en sus dos aspectos: el profundo (los arquetipos primarios) y sus manifestaciones (las expresiones), una visión que generaliza la visión de Gódel, que se limita solo a conjuntos.

Esta visión de la monadalogía tiene sus antecedentes principales en:
  1. Platón, que en alguna ocasión llamó “mónadas” a las Ideas o Formas, los antecedentes de los actuales arquetipos primarios.

  2. Nicolás de Cusa, que desarrolló una monadología basada en el principio de que “todo está en todo”, principio que atribuía a Anaxágoras. Según este filósofo, la unidad de todas las cosas (el universo) existe en la pluralidad (lo di-verso), y la pluralidad existe en la unidad. Cada cosa existe en acto “reduciendo” (reflejando) el universo entero. El universo reducido en cada cosa hace de cada cosa una unidad que puede llamarse “mónada”.

  3. La moderna teoría fractal, donde un objeto con estructura fractal contiene el mismo patrón en todas las escalas. Y los hologramas, en donde la parte contiene al todo (la imagen entera) y el todo también está contenido en cada parte. Ambas estructuras (fractales y hologramas) fueron concebidas por Leibniz.
Las características de MENTAL como monadología son:
Las mónadas en la antigua filosofía griega

Los antiguos filósofos griegos se referían a la mónada como lo primero, la semilla, la esencia, el constructor, el fundamento, la verdad inmutable, etc. Los números solo expresan diferentes cualidades de la mónada. La unidad no se consideraba un número, sino el padre de todos los números. La unidad existe en todas las cosas, pero pasa desapercibida.

El círculo es la fuente de todas las formas subsiguientes, la matriz en la que se desarrollan todos los patrones geométricos. El término griego para los principios representados por el círculo era “mónada”, de la raíz “meneim” (ser estable) y “monas” (unidad).

La unidad está presente implícitamente en todo número, pues n×1 = n y n/1 = n. La unidad siempre preserva la identidad de todo lo que encuentra.

La mónada es el común denominador del universo. Cada círculo que vemos o creamos es una sentencia profunda sobre la naturaleza trascendental del universo. El centro no tiene dimensiones. La periferia tiene infinitos puntos. El círculo representa la unidad y relaciona el cero (el centro) con el infinito (la circunferencia). Relacionada la nada con el todo. Relaciona lo limitado (la superficie) y lo ilimitado de la periferia. Simboliza la unidad, la eternidad y la iluminación. Cada círculo representa la mónada, el universo completo.

De la misma manera que el 1 es el padre de todos los números, el círculo es el padre de todas las formas. El punto es la esencia de un círculo. Un punto no tiene extensión, por lo que es imposible de dibujar. Nada existe sin un centro que lo fundamente: el núcleo de un átomo, el corazón de un cuerpo, la capital de una nación, el sol del sistema solar, el agujero negro de una galaxia, etc. El punto es la fuente de todo. Un punto al expandirse crea un círculo.


Bibliografía